2011 ha sido el año en el que el mundo se volcó a las calles para manifestar su desacuerdo con la clase gobernante —la cual parece tener en común en todos lados del planeta una ambición desmedida que va en contra, sin ningún reparo, de los intereses de la mayoría— y en algunos casos a confrontarla.
El año estalló con las revueltas en Túnez y en Egipto y la ola se expandió a diferentes países del mundo árabe, contagiando por momentos a países europeos como Grecia, España e Inglaterra;