La ciudad siria de Zabadani lleva 25 días sin electricidad en los hogares y con los comercios cerrados.
Tanques cubiertos de nieve, aparentemente abandonados, e innumerables agujeros provocados por la explosión de minas completan el paisaje urbano.
Esas son las huellas de los enfrentamientos del ejército sirio con grupos insurgentes a apenas 40 kilómetros de la capital, Damasco. Se notan en medio de una tregua alcanzada por las partes en conflicto hace una semana, tras intensos combates que dejaron decenas de víctimas.
Ahmed, comerciante de un barrio céntrico, muestra los daños que ha dejado el conflicto en su tienda. El local quedó hecho trizas tras los bombardeos y su casa tampoco se salvó de los proyectiles. “Estuvimos aterrorizados. Yo escuché los disparos desde mi casa. Vi como grupos armados bloqueaban las calles.
Intentaron tomar el control de la ciudad”, recuerda.Según algunos, el Ejército sirio actúa de manera desproporcionada. Pero otros creen que lo hace correctamente. “La lucha ha sido contra los grupos armados, no contra los ciudadanos”, afirma un residente de Zabadani.La fuerza del conflicto ha sido tal que los mismos ciudadanos han creado una comisión para mediar entre ambos bandos y negociaron un alto al fuego ya que la urbe no podía soportar más combates.
Un ciudadano que pidió guardar el anonimato habla del impacto negativo que el conflicto ha dejado en la vida cotidiana. “Hubo un acuerdo en donde se decidió que el Ejército y los grupos armados se retirarían. Entonces prometieron que volveríamos a tener electricidad y agua. Las dos partes se retiraron, pero hasta ahora el agua y la luz no han vuelto”, relata.Para llegar al corazón de esta urbe es necesario atravesar siete controles de las Fuerzas Armadas sirias. Las calles supuestamente están libres de armas y se ven tanques aparentemente abandonados, pero a pocos metros están apostados los soldados fieles al gobierno que actualmente controlan Zabadani.Los militares se niegan a hablar ante las cámaras de RT, pero en privado señalan que el reciente combate no fue contra un grupo armado sin experiencia. Al abandonar la ciudad, los insurgentes se refugian en las montañas.
Mientras tanto, la incertidumbre hace mella en la población que no se sabe cuánto tiempo durará esta 'tregua'.Los grafitis en las paredes de esa ciudad fantasma reflejan la realidad que se vive en Siria. Por un lado apoyan al gobierno, pero algunos han sido tachados en respaldo del llamado Ejército de Liberación. La situación es altamente confusa y aún el conflicto es de baja intensidad.
Fuente: RT
LIBERA TU MENTE.-
Tanques cubiertos de nieve, aparentemente abandonados, e innumerables agujeros provocados por la explosión de minas completan el paisaje urbano.
Esas son las huellas de los enfrentamientos del ejército sirio con grupos insurgentes a apenas 40 kilómetros de la capital, Damasco. Se notan en medio de una tregua alcanzada por las partes en conflicto hace una semana, tras intensos combates que dejaron decenas de víctimas.
Ahmed, comerciante de un barrio céntrico, muestra los daños que ha dejado el conflicto en su tienda. El local quedó hecho trizas tras los bombardeos y su casa tampoco se salvó de los proyectiles. “Estuvimos aterrorizados. Yo escuché los disparos desde mi casa. Vi como grupos armados bloqueaban las calles.
Intentaron tomar el control de la ciudad”, recuerda.Según algunos, el Ejército sirio actúa de manera desproporcionada. Pero otros creen que lo hace correctamente. “La lucha ha sido contra los grupos armados, no contra los ciudadanos”, afirma un residente de Zabadani.La fuerza del conflicto ha sido tal que los mismos ciudadanos han creado una comisión para mediar entre ambos bandos y negociaron un alto al fuego ya que la urbe no podía soportar más combates.
Un ciudadano que pidió guardar el anonimato habla del impacto negativo que el conflicto ha dejado en la vida cotidiana. “Hubo un acuerdo en donde se decidió que el Ejército y los grupos armados se retirarían. Entonces prometieron que volveríamos a tener electricidad y agua. Las dos partes se retiraron, pero hasta ahora el agua y la luz no han vuelto”, relata.Para llegar al corazón de esta urbe es necesario atravesar siete controles de las Fuerzas Armadas sirias. Las calles supuestamente están libres de armas y se ven tanques aparentemente abandonados, pero a pocos metros están apostados los soldados fieles al gobierno que actualmente controlan Zabadani.Los militares se niegan a hablar ante las cámaras de RT, pero en privado señalan que el reciente combate no fue contra un grupo armado sin experiencia. Al abandonar la ciudad, los insurgentes se refugian en las montañas.
Mientras tanto, la incertidumbre hace mella en la población que no se sabe cuánto tiempo durará esta 'tregua'.Los grafitis en las paredes de esa ciudad fantasma reflejan la realidad que se vive en Siria. Por un lado apoyan al gobierno, pero algunos han sido tachados en respaldo del llamado Ejército de Liberación. La situación es altamente confusa y aún el conflicto es de baja intensidad.
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